Descontextualizados ♦ ♦ ♦ ♦

 


Descontextualizados

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*Notas: Esta historia tiene como protagonistas a algunos de los personajes del videojuego My time at Sandrock. Si no has jugado y piensas hacerlo, tengo que avisarte de que aparecen personajes que son spoiler en sí mismos, ya que mantienen su rol como héroes o villanos. Todos ellos proceden de allí, a excepción de Jamie, Fowlder y Doris, la camarera, que son personajes originales. Los personajes son lo único que tiene en común con el videojuego, ya que la historia —si podemos llamarla así— no tiene nada que ver, ni transcurre, de hecho, en Sandrock —de ahí el original título—. Simplemente he querido traerlos a una gran ciudad de nuestra actualidad, con la única pretensión de entretenerme y divertirme viendo como hacen el tonto entre ellos. Son veinte capítulos de humor, absurdeces y chorradas cotidianas, donde se exploran las relaciones románticas, amistosas y, a su manera, familiares. También hay mucha obscenidad y algo de pornografía. Todo bañado en un lenguaje ordinario, vulgar y soez.
Lo que me lleva a:  

ADVERTENCIA DE CUATRO ROMBOS:
  Muchos capítulos incluyen contenido sexual explícito para adultos, lenguaje ofensivo y violencia. 

**Notas adicionales:
1 – El juego Animalitos, es un juego de cartas presente en el videojuego. Funciona como el clásico piedra, papel o tijera, pero con elefantes, zorros gatos y ratones. El elefante vence al zorro y al gato, el zorro vence al gato, el gato vence al ratón y el ratón al elefante. El gato es un pringado, pero a quien no le gustan los gatos.

2 – El personaje de Haru en el videojuego me parece un poco confuso. Su aspecto se asemeja al de un chico muy joven, aunque luego vemos que es mayor que un universitario. Su papel en los acontecimientos también es el de un adulto. A mí me gusta muchísimo el trasfondo que se puede leer entre líneas, igual que pasa con su hermano, así que cuando escribo, en mi cabeza y en cualquier historia que lo incluya, Haru es un adulto hecho y derecho. Un adulto que, al igual que su hermano, ya ha rebasado el ecuador de la treintena.